domingo, noviembre 21, 2010

Tiempos de la rosa



Trabajo de lunes a domingo.
Extraño los tiempos de la rosa.
Amigos, buen vino y risas.
Amores, besos y brisa.
Trabajo en el tiempo
de lo incierto.
No hay mañana
No hay tampoco
miedo.
Pero extraño los tiempos de la
rosa.
Llegarán los 40
y sigo igual.
Dame los días del sueño,
del futuro azul.

Dame los días de everything's
possible.
Amores, buen vino y tardes
de viento, con soles
soles de otoño
calentando mi cuerpo.

Llegará otro mañana
sin regresar al Caribe.
Al novio guapo de Ponce
a las tardes interminables
de teléfonos que suenan,
de timbales que suenan,
de la salsa rica en las
discotecas prohibidas.
De Carlos, caballero
de brillante corcel.
Caballero de una época
extinta.

Y no, no tengo miedo.

Pero extraño los tiempos
de la rosa.
Y extraño el fuego, el ron
y los cantos del coquí.
El café de Yauco, al campeón
de natación, las brazadas
con Lisa.
Cantar fever a escondidas.
Y la risas, tantas risas.


No hay solución para el
laberinto del tedio.
Acaso, la risa, la brisa,
el vino, la vida.
Acaso hacer el paraíso
en esta esquina.
En el hueco de mi vida.
Darme a la vida.

Inmolarme como mil
pétalos de rosa que
estallen en las manos.
¿Qué consuelo queda?

Soy una rosa hecha pedazos.
Inmolada en el tiempo
del fracaso.
Pero entregada, siempre.

Entregada a las risas, a la
brisa, al vino,
a los besos, a los vasos,
a los niños, al amigo,
a la calle, a las gentes,
a los sueños, a las fiebres,
al abrazo.
Al abrazo.

El destino
de la rosa
que estalló en
mil pedazos.

Imagen de Germán Saez

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Uyyyyyy estamos melancólicos no?
El sábado en la cena del cole tus compañeros te echamos de menos.

Anónimo dijo...

E.so no es melancolía, es depresión.

Anónimo dijo...

No estoy depre. Echo de menos Puerto Rico. Eso es todo.