lunes, junio 25, 2012

Economía en Trópico de Cáncer

        


Hace unos días celebramos el solsticio. El sol se mueve desde una posición perpendicular sobre el Trópico de Cáncer. Los griegos denominaban a esta época del año “La puerta de los hombres”. El estío es propicio al renacer de las pasiones. Por eso les propongo que lancemos a la pira de los horrores, primas de riesgo, rescates y demás familiares molestos. 


Desatanizemos a Merkel –bastante tiene la pobre con ese pésimo gusto para el vestir – y cojamos el toro por los cuernos. Como explica el economista José Carlos Díez, España tiene, básicamente, un problema de recaudación: ni de ahorro, ni de falta de competitividad. 
Escondan, por favor, el cilicio de siete puntas y escuchen a gente como este señor que escribe y habla con sentido común, que es lo que nos falta en estos días del desconcierto y ruina. Pongan negro sobre blanco, qué cosas quieren en su vida, cuáles son detestables. Las palabras crean realidades. Tengan plena fe en ellas, igual que las brujas medievales. Los hechizos no son otra cosa que buenos propósitos. Y, tranquilos, que esto no es petardeo: es el inmenso poder del ser humano para transformarlo todo. 


 Creo fervientemente en el poder de los sueños. Soy lo que soy gracias a que soñé. Me pasaron cosas increíbles porque creí que me sucederían. Y así fue. De un tiempo a esta parte, he vuelto a soñar (Me había vuelto descreída y escéptica) y no me arrepiento de nada de lo hecho o dicho en los últimos  seis meses. Al contrario. Creo también con una devoción absoluta en que el ser humano es emoción, además de carne y huesos. Que, como escribió Herodoto: “Mi estado de ánimo es mi destino” y que, como profesa la física cuántica, no hay nada imposible. Nada. 


Un buen abrazo debe durar al menos seis segundos para provocar química del bienestar, según asegura Elsa Punset. Es un ejercicio sencillo, barato, que no le provocará lesiones. Abrazos gratis, como aquella campaña fantástica. Amor gratis, añado yo. Querer y que te quieran. No hay nada más importante. Eso he pedido en mi rito anual. Ardió en el fuego rápido y sin miedos. Que las llamas nostraigan mucho cariño y algo de estabilidad económica para todos.
 Sé que este es un puntoG extraño. Que los puristas dirán que mezclo la economía con los sortilegios. Pues sí pero, incluso usted que lee descreído, puede volver a ser un niño y sucumbir como profesaba Einstein a la belleza del misterio.   




 Imagen: Carolyn Murphy para Steven Meisel

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