domingo, octubre 19, 2014

Amigovio








La vigésimo tercera edición del diccionario de la Real Academia de la Lengua ha incorporado una palabra nueva. Esta es "Amigovio".  Suena tan fea que llama la atención. Según la RAE un amigovio es una "persona que mantiene con otra una relación de menor compromiso formal que un noviazgo".  Según los expertos lingüísticos  esta definición  es un término coloquial popular en Argentina, Paraguay, Uruguay y México.
Imagino que es la versión latinoamericana de follamigo que, personalmente, también me parece un horror.
Amigovios y follamigos no son nada, ni chicha ni limoná. Entiendo que haya personas a las que este tipo de relación ligth, pan sin sal, sucedánea y sin implicación emocional ninguna les enganche, incluso les guste, pero ¿Había necesidad de torturar a la humanidad con semejantes palabros?

En cualquier caso, se me ocurren varias consideraciones al respecto: amigovio, me suena a agobio. Quizá a nuestros coparlantes de América Latina les resulte lo más chévere pero, personalmente, para mi combina lo peor de una relación indeseada: un amigovio es esa persona que tú quieres más que él a ti y que, encima te exige. No mucho, sólo cuando pica en determinado sitio.

Es interesante la necesidad que tenemos de ponerle nombre a todo. Si esa relación no es nada ¿Por qué hay que designarla? Si una relación no es relación ¿No sería más correcto que se quedase anclada en el limbo de los conceptos sin nombre? Si uno quiere definir "algo" que sea para ennoblecerlo, para menospreciar y denigrar ya está la vida real, que es muy puta.

Lo cierto es que cualquier tipo de relación pasa por tantas fases que si anduviéramos que estar definiendo a cada rato, sería agotador. Yo que amo las palabras, que considero que pueden cambiar el mundo, tiro a la basura amigovio y follamigo. Es más, voy a dar de baja a mis amistades que me las mencionen a menudo. Pasarán de "amigos" a entes carentes de fundamento e incluso sentimiento.

Amigovio y follamigo son fruto de esta sociedad despersonalizada y cruel. El ser humano cada vez importa menos. Al otro, al que nos acompaña en el camino de la vida, le rebajamos, lo colocamos en la estantería "low cost" y esperamos que encima lo acepte encantado. Pues yo no paso por ahí. Prefiero quedarme sin amigos o, como decía John Lennon, sólo con los adecuados.

Rebajar al ser humano a su extinción completa es algo imparable. Vas un peaje y no hay nadie; Te gastas 300 euros en una de esos grandes almacenes que venden toallas, macetas y te invitan al bricolaje suicida (y no, no nombraré a la susodicha tienda) y encima pretenden que tú te auto cobres. Me parece impresentable. Lo último será lo siguiente. Cuando vayan a un parking de un aeropuerto lo encontrarán vacío. Las empresas prefieren pagar de más si algún cliente se pasa de listillo, a tener contratado un señor de carne y hueso que te pueda resolver un problema. Un tipo se te aparecerá tras una videollamada. Quizá cuando la tecnología mejore, nos pondrán un holograma. Y como somos unos borregos insensibles y sin corazón, tragamos con todo.


Hay palabras que la RAE debería repugnar porque rebajan la categoría y la clase. Si dos follan y entre ellos no hay nada me parece perfecto, pero, por favor, dejen al lenguaje en paz.

1 comentario:

Rafael Barzanallana dijo...

Respecto a" mogollón de ancianos que se lanzaron a una orgía salvaje en la que tres de ellos fallecieron", no era una noticia real. Se publicó en un periódico de humor, como puede ser en España "El Mundo Today".