lunes, mayo 09, 2016

Las parejas muertas

         


  "Te quiero, pero ya no estoy enamorada de ti". Imagino que esta frase les sonará. No gusta en escucharla en voz alta pero está ahí, como una pus que infecta muchas relaciones. De hecho, un señor que se llama Andrew Marshall se está haciendo de oro con un libro que titula precisamente de este modo.
 Es un dolor sordo que ya ni duele. Porque esas parejas que se gritan y discuten todavía están vivas pero aquellas que conducen en silencio, comen en silencio y practican ese coito y soso polvo marital

están muertas. Y como nos encanta ponerle etiquetas a todo, ahora se las denomina parejas zombie.
 En la gran película "Dos en la carretera" queda así de claro: - ¿Qué clase de personas son las que pasan horas sin tener nada que decirse? - Los matrimonios.

 Estas pareja zombie salen en grupo con otros amigos,  planean las vacaciones y acuden al mismo tiempo al lugar de veraneo. Incluso harán el Camino de Santiago juntos y dan por hecho que vivirán así, en esa medianía el resto de sus vidas porque es lo que toca. Y no, no discuten. No discuten normalmente porque, si uno no quiere, dos no se pelean.

 No discuten porque uno de los dos cargará con el fardo de la relación e intentará que el vacío aplastante que reina entre ellos se note lo menos posible: cenas románticas, escapadas sin los hijos y grandes fiestas y eventos para que el atronador silencio y la sosería reinante se note lo menos posible. Gastarán mucho dinero en afrontar lo inevitable. Porque jode mucho romper el status quo. 
Habrá muchas lágrimas en afrontar lo inevitable porque si una no está enamorada del hombre con el que duerme, seguro que ya se ha enamorado de otro, o de varios. Y con los señores sucede igual. Lo disfrazarán de aventura, de "error" pero hay una ley universal: cuando lo que tienes en casa no te llena, encontrarás siempre algo fuera de tu hogar. Esta frase: "te quiero pero no estoy enamorada de ti" es sencilla pero, aún así, hay mucha gente que no la entiende. Es tan fácil como comprender que hay muchos tipos de amor.

Y que la amistad y el compañerismo también son clases de amor. ¿Es menos válido que el amor de pareja? No, pero no nos vale para mantener unidos a dos personas que alguna vez se amaron. Para otras cosas sí. Para poner lavadoras, hacer la lista de la compra o elaborar el menú semanal es muy útil. Igual que con un compañero de piso. Pero falta lo esencial De acuerdo, no podemos vivir permanentemente enamorados.
Biológicamente no hay cuerpo que lo resista ni cerebro capaz de sobrevivir a esa explosión de endorfinas. Pero si perdemos el encanto, la risa, el perfume de la lujuria y la complicidad de lo que une verdaderamente a las parejas, todo se habrá ido a la porra. El amor fraternal está muy bien pero el amor "de dos" (como dirían los Martes y 13) todavía tiene el color de la picardía, de las burradas que se hacen bajo las sábanas y de miradas que nos retrotraen a ese momento tan especial, tan íntimo que sonroja recordarlo rodeado de gente.
 La pareja amorosa tiene esa esencia del juego, de los placeres y de un algo sagrado que se esconde tras el fuego de la pasión y el sexo. Andrew G Marshall recomienda a las parejas zombies que discutan y despierten; que lleven un vida sexual a un nivel profundo de intimidad y que creen su propio lenguaje amoroso. Difícil pero no imposible.

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