jueves, junio 29, 2017

Simetrías






La vida está llena de simetrías.  Sospecho  —y bastantes leyendas circulan sobre esto—que cada cual tiene su gemelo en otra parte del mundo.  Aristófanes narraba en El banquete  una fábula al respecto. El humano era un cilindro pomposo y engreído :"los cuerpos eran robustos y vigorosos y de corazón animoso, y por esto concibieron la atrevida idea de escalar el cielo y combatir con los dioses", apuntaba el dramaturgo.
Júpiter quiso bajarles los humos y los partió por la mitad. De esta forma no les quedó otra que buscar ayuda y apoyo en el otro. La necesidad del otro nos obliga a aterrizar en lo cotidiano y practicar el noble arte de la humildad.
Quién sabe si Júpiter decidió que estaríamos jodidos hasta el fin de los tiempos si el infortunio nos impedía encontrar a nuestro simétrico. Tal vez, para bajarnos los humos llenó el universo de galaxias calcadas de esta.
La NASA anuncia que ha descubierto un sistema planetario similar al nuestro, con siete planetas. Un lugar ideal, dicen los expertos, para buscar gemelos terrestres. Un lugar quizás también con vida. ¿Se imaginan que de verdad hay vida ahí fuera?¿Que este mundo en realidad está enloquecido, paranoico porque ha de encontrar a su gemelo en este nuevo sistema simétrico del nuestro?
El nuevo sistema está a 40.000 años luz de nosotros al fondo a la derecha, en torno a la estrella enana ultrafría TRAPPIST-1.
La vida es simétrica, dice Stephen King. Y es cierto. Nacemos y morimos solos. Muchas personas entran en nuestra vida y se marchan del mismo modo. Si uno observa su propia biografía, encontrará muchos paralelismos. Con los amores, con los amigos, con los oficios y hasta con los viajes.
La vida es circular, decía Borges. Y es cierto. No sabemos por qué pero nuestros pasos vuelven siempre sobre los mismos lugares y también sobre algunas personas, como si formasen parte de nuestro paisaje vital. Hay ciudades en las que somos reincidentes y otras que jamás pisaremos. Hay barrios y tiendas de barrio que estaban contigo en tu infancia y permanecen hoy, después de tanto tiempo, después de los avatares. Después de haber vivido al otro lado del mundo.
Nuestra vida son círculos concéntricos semejantes a las ondas que se hacen en el agua cuando tiramos una piedra. Ondas que reproducen el viaje del sonido. Ondas circulares como los anillos de Saturno. Ondas circulares como muchos planetas porque la Tierra ya saben ustedes que no es redonda, es ovoidal. O sea, gemela del huevo
En la naturaleza, las estructuras se repiten. Las mariposas y su simetría nos enseñan que existe belleza a cierta distancia porque, de cerca, con un microscopio, quizá su visión nos aterrorizaría. Los valles y montañas de la superficie son similares a valles y montañas bajo el océano marino. Las líneas de nuestra mano las equiparo al verdor fresco de las hojas que acompañan a las flores. Los pistilos almenados tienen la connotación innegable y sexual del pene en erección...Por no hablar de esas flores de gran clase y elegancia. Las calas (Zantedeschia aethiopica).
La infancia y la vejez también se asemejan. Incluso Nietzsche aseguraba que la madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño.
Encontrar el equilibrio en nuestra maltrecha simetría humana (ya saben, un ojo más grande que otro; una pierna más larga que otra) sería ya la perfección del círculo. Quién sabe, tal vez, en uno de esos itinerarios circulares y reincidentes hallemos esa paz. La tranquilidad que sólo otorgan la frialdad de los números.

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